Comenzamos el sábado 3, Tato y Guille se quedan en la radio abierta, para informar de los distintos talleres que se estaban realizando, en distintas partes de la estación.
En otro espacio estaba Martita, Ana y Flor con los pequeños, con los niños, llevando adelante su Talller de Teatro integrado con Literatura, se escuchaban a lo lejos las risas entremezcladas con sonidos de guitarras y tambores, si te acercabas podías ver la sonrisa de los pibes, que disfrazados algunos, otros pintados, otros más tímidos, no hacían otra cosa más que prestarle atención a estas tres locas lindas y jugar con ellas.




Por otro lado, dentro del Museo de la Estación, habíamos improvisado una sala de proyecciones. La propuesta era de un cine debate, charlar por qué nos organizamos. Se pudieron ver tres cortometrajes : La Noche de las palas, Solamente arsenico y Manos que trabajan. Finalizados los cortos, con Ramiro como moderador, Marcelo y los chicos de Aps Bialet Massé como panelistas, se dio inicio al debate, donde se escucharon muchas voces en referencia a la necesidad de encontrarnos para cooperar y coordinar las distintas experiencias.
Sobre la calle Labárden, se empezaba a escuchar música, y arriba del escenario Io y Rafa, desplegaban su muestra de Flair Bartender, botellas que volaban, malabares, energía de sobra, la gente acompañaba con sus aplausos y sus gritos.
Con toda la alegría y la picardía apareció sobre el asfalto Nati Nati, con su Muestra de Clown, entretuvo a los más chiquitos.
Más tarde, llegó Leonel, con su muestra de Contact y Malabares, que mantuvo por una largo rato a más de uno boquiabierto.
Llega el momento del proyectar el primer largometraje de este fin de semana : LA ENTREGA. Es una película de LA OVEJA NEGRA, de Daireaux. Habla sobre la trata de personas. En medio de la calle, la gente se sienta, hace silencio. Una vez finalizada el aplauso es cerrado.
Se viene, se viene, se viene Quebriza, los pibes son 7, jóvenes, carismáticos, despliegan su música. Por lo lejos se ve un grupo de pibas que les gritan, que los aclaman, tímidos a la hora de responderles, pero pequeñas tormentas a la hora de hacer sonar sus instrumentos.
Llegó la hora de Fisura, tres pibes platenses, que bañan el escenario con su poderoso rock. El público se queda, los escucha, los aplaude.

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